© Jorge M. Taverna Irigoyen

Astrólogo.

Trocó el oficio de astrólogo por el de jardinero. Conocía todo el sistema de los astros y de los menguantes de la luna, de modo que plantó sus primeras semillas con confianza. Observó, sí, que los rosales –después de la poda- comenzaron a sacar brotes en invierno y que las floraciones se retrasaban. De los almácigos, sólo salieron escuálidos yuyos, como una protesta. Y el jazmín azórico se fue secando, por más que agua no le faltaba. Al final, el jardín se convirtió en un páramo de tierra removida. Se convenció que mejor eran los hombres que las plantas: se conforman con su destino. Por más inventado que fuere...

1 comentario:

Anónimo dijo...

Preciosos relatos, realmente con la palabra justa, no hay nada que quitar o que poner.

Acerca del autor

Acerca del autor

Biobibliografía

Poeta, ensayista, crítico de arte, Jorge M. Taverna Irigoyen nació en Santa Fe. Ha publicado una decena de libros de poesía, crítica e historia del arte, mereciendo numerosos premios por su labor. Publicó sus narraciones breves bajo el título Historias verosímiles en la revista Letras de Buenos Aires y en el suplemento cultural de El Litoral de Santa Fe. Fue Director Provincial de Cultura, director y fundador del Centro Trandisciplinario de Investigaciones de Estética de Santa Fe y presidente de la Asociación Santafesina de Escritores. Es miembro de la Asociación Internacional de Críticos de Arte y Presidente de la Academia Nacional de Bellas Artes.